LA VOLUNTAD DE DIOS Y EL ABORTO


 

“Si algunos riñeren, e hirieren a mujer embarazada, y ésta abortare, pero sin haber muerte, serán penados conforme a lo que les impusiere el marido de la mujer y juzgaren los jueces. Mas si hubiere muerte, entonces pagarás vida por vida” (Éxodo 21.22–23)

 En nuestro tiempo, cuando un aborto inducido es llevado a cabo, usualmente se tiene la intención de que el ser humano que estaba destinado a nacer y vivir no nazca ni viva, implican el asesinato del no-nato. Algunas mujeres van a las clínicas abortistas no esperando terminar su embarazo para tener más pronto a su bebé en sus brazos, sino esperando quitar de sí la carga de ser madres aniquilando a sus bebés. Pero, ese no es el significado esencial de la palabra “aborto” ni una implicación necesaria de ella.

 En nuestro texto encontramos la palabra “abortare”. Sin embargo, notemos que no tiene el mismo significado que tiene en nuestros tiempos. Este texto habla de un aborto que no termina en una muerte. ¿Como puede ser eso posible? ¿El aborto no es siempre el asesinato del no-nato? No. “Aborto” etimológicamente significa “interrupción”, y no “asesinato de un bebé”. Sé que suelen oírse cosas como “ella... tuvo que abortar a su bebé” o “no abortes a tu bebé”. Sin embargo, eso está mal dicho. Lo que se aborta o “interrumpe”, estrictamente hablando, no es al individuo que está por nacer, ni tampoco la vida de éste, sino la gestación que es detenida antes de cumplir su plazo natural de 9 meses, lo cual no implica muerte necesariamente.

 Si el desarrollo del ser humano en el vientre es interrumpido, o abortado, en una etapa muy tardía del embarazo, existirán mayores posibilidades de que el bebé sobreviva, aun a pesar de que la gestación ha sido detenida antes de su culminación. La Nueva Traducción Viviente traduce el mismo texto de Éxodo de esta forma: “Supongamos que dos hombres pelean y, durante la lucha, golpean accidentalmente a una mujer embarazada y ella da a luz antes de término.” De hecho la NTV dice (en el pie de nota del mismo texto) que la traducción original del hebreo, en vez de "abortare", es: “y sus hijos salen”. Así, es evidente que, lo que Dios tiene en mente en Exodo 21:22, es meramente la finalización prematura del embarazo, y no necesariamente la muerte del ser humano en gestación.

 Sin embargo, para vindicar la dignidad del ser humano en gestación, Dios nos dice qué sucedería si, tras la interrupción de ese embarazo (del aborto), el bebé sí muriese: “Mas si hubiere muerte, entonces pagarás vida por vida”. En otras palabras: ¡Muerte para aquel que mate al bebé en el vientre! Esto es sumamente significativo por dos razones:

 En primer lugar, Dios le llama “vida” a lo que se perdió debido a los hombres que descuidadamente riñeron cerca de la mujer embarazada. Él dijo: “pagarás vida por vida”, y no “pagarás por ese cúmulo de células”. En segundo lugar, Dios, implícitamente, nos enseña que no se trata de cualquier tipo de vida sino de VIDA HUMANA ¿cómo nos enseña esto? Porque sólo hay un tipo de vida, cuya pérdida, Él penaliza quitando otra vida, y esa es la vida humana.

 Dios dijo eso en Génesis 9:5-6: “Porque ciertamente demandaré la sangre de vuestras vidas; de mano de todo animal la demandaré, y de mano del hombre; de mano del varón su hermano demandaré la vida del hombre. El que derramare sangre de hombre, por el hombre su sangre será derramada; porque a imagen de Dios es hecho el hombre”. Así, Dios enseñó cual es la pena contra el asesino del no-nato, la pena de muerte. Pero, también dijo el por qué: “Porque a imagen de Dios es hechos el hombre”. Entonces podemos darnos cuenta de que Dios considera a la criatura en el vientre como una que ya es imagen de Dios ¡Esto no es poca cosa! ¿Por qué no es poca cosa? Porque es sólo por el hecho de haber sido creados a la imagen de Dios que podemos hablar de dignidad y derechos humano. Nuestra dignidad no es intrínseca, sino que viene de Dios por ser imagen de Él. Y si la criatura en el vientre puede ser considerada imagen de Dios, entonces tiene los mismos derechos que sus progenitores y atentar contra su vida sería igual que atentar contra la de cualquier otro ser humano.

 Éxodos 21.22-23 nos muestra qué es lo que Dios piensa acerca de la muerte de un ser humano en estado de gestación cuando dos hombres riñen y accidentalmente quitan su vida. Pensemos, ¿cuánto más grave y perverso, y cuanto más severo habría de ser el castigo para aquel que termina intencional y profesionalmente con esa vida?

 AGV

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