EL SUSTENTO DE NUESTRO DIOS
“Mi Dios, pues, suplirá todo lo que os
falta conforme a sus riquezas en gloria en Cristo Jesús” (Filipenses 4:19)
Para muchos de nosotros ha sido maravillosamente evidente la singular experiencia de la providente mano del Señor en nuestras vidas. El conocimiento que tenemos de Dios como providente que sustenta, preserva y gobierna su creación, lo hemos experimentado “a carta cabal”. Es sólo cuestión de echar un vistazo al devenir de los últimos cuatro meses de este año y comprobar que el Proveedor no nos ha abandonado, ha estado con nosotros y ha suplido para todas nuestras necesidades. Hemos experimentado el amoroso cuidado de nuestro Dios durante esta cuarentena y hemos redoblado nuestros esfuerzos para seguir adelante en la proclamación del hermoso Evangelio que el Señor puso en nuestras manos. Junto con el apóstol Pablo podemos decir con toda convicción, lo que le dijo al joven Timoteo: “Pero el Señor estuvo a mi lado, y me dio fuerzas, para que por mí fuese cumplida la predicación, y que todos los gentiles oyesen. Así fui librado de la boca del león.” (2 Timoteo 4:17).
En esta experiencia tan didáctica con el Señor estamos aprendiendo que Dios no complace todos nuestros deseos, pero sí suple todas nuestras necesidades. ¿No le parece maravilloso? El Señor dijo a sus discípulos, que: “Vuestro Padre sabe de qué cosas tenéis necesidad, antes que vosotros le pidáis” (Mat. 6:8). Su voluntad y sus propósitos están por encima de los nuestros, y con providente sabiduría nos dirige hacia sus propósitos santos sustentándonos durante todo el trayecto y frente a todas las aparentes dificultades. Nos sentimos familiarizados con lo que Moisés comunicó al pueblo de parte de Dios cuando estaban en el desierto: “Pues Jehová tu Dios te ha bendecido en toda obra de tus manos; él sabe que andas por este gran desierto; estos cuarenta años Jehová tu Dios ha estado contigo, y nada te ha faltado.” (Deut. 2:7). Cuando Elías era perseguido por el rey Acab y escaseó la lluvia en la tierra, el Señor suplió toda su necesidad. “Y los cuervos le traían pan y carne por la mañana, y pan y carne por la tarde; y bebía del arroyo…. Y la harina de la tinaja no escaseó, ni el aceite de la vasija menguó, conforme a la palabra que Jehová había dicho por Elías” (1 Reyes 17:6, 16). Este mismo Dios, es el que ahora está sustentándonos y supliendo todo lo que nos hace falta conforme a sus riquezas en gloria en Cristo Jesús.
Debemos aprender, también, que la provisión con que Dios proveerá a todas nuestras necesidades será como conviene a tan grande Señor. El Señor no escatimará en suplir nuestras necesidades, pero conforme a sus riquezas en gloria. Dios no solamente es el supremo Señor y dueño del universo entero, sino que sus riquezas son inagotables por cuanto es Él mismo quien se da, en toda la infinitud de su persona y de su amor. El mismo apóstol a los efesios les dice que su oración está encaminada hacia que el Señor actúe en ellos conforme a las riquezas de su gloria: “Por esta causa doblo mis rodillas ante el Padre de nuestro Señor Jesucristo, de quien toma nombre toda familia en los cielos y en la tierra, para que os dé, conforme a las riquezas de su gloria”. (Efesios 3:14-16).
Desde luego que nuestras necesidades materiales son apremiantes. Sin duda alguna que el Señor nos preservará para que nosotros perseveremos durante el trayecto hasta el fin. Por eso la convicción profunda de nuestro corazón será que:
“Mi Dios, pues, suplirá todo lo que os
falta conforme a sus riquezas en gloria en Cristo Jesús.”
Comentarios
Publicar un comentario