CONFORTARÁ MI ALMA
“Confortará mi alma” (Salmo 23:3)
Durante nuestro peregrinaje por este mundo hemos sabido que a pesar de las circunstancias que se nos presenten Jehová es nuestro pastor y seremos equipados con todo lo que necesitamos para continuar en el viaje y por eso afirmamos que “nada nos faltará”. También sabemos que el camino es arduo y peligroso, y que nos acarrea un gran agotamiento de tal manera que en ocasiones debemos parar y encontrar de nuestro pastor la reconfortante paz en pastos verdes y aguas de reposo.
Por otro lado, y de acuerdo con las Escrituras el alma del regenerado está inclinada a su Creador con el impulso natural de un alma viva. Es por eso que podemos encontrar frases como: “Está mi alma apegada a ti; porque tu diestra me ha sostenido” (Sal. 63:8); o “Como el ciervo brama por las corrientes de las aguas, Así clama por ti, oh Dios, el alma mía” (Sal. 42:1). No hay duda, esta alma que ahora está vivificada por Cristo siente, se angustia, se debilita y peca. Esto es lo que hace el alma, y lo lleva a cabo en medio de la aridez y el calor de la tentación y en medio de los problemas y las dificultades.
La experiencia de David, en cuanto a su alma es muy descriptiva, podemos experimentar su emoción al expresarle al Señor: “Mi alma también está muy turbada” (Sal. 6:3). ¿Es posible que el alma de un hombre como David pueda experimentar semejante estado de aparente desorden? A veces alegre, a veces angustiada, en otras ocasiones debilitada y en este caso, turbada. Es tan posible como posible es que nos pase a nosotros. Las disciplinas modernas del alma intentan “ordenar” el alma a base de terapias de introspección o a través de ideas humanistas poniendo al hombre como centro del universo o repitiendo mantras al mismísimo estilo oriental para atraer beneficios espirituales.
No es así con los que tenemos al Creador como nuestro pastor. Sabemos perfectamente bien que, si hubiera algo que nos faltara para reconstruir u ordenar nuestra alma agotada, lo podemos encontrar en Él. Venimos al Señor y descubrimos que es poderoso para renovar, reconfortar o fortalecer nuestra alma. La frase “Confortará mi alma” nos dice exactamente eso, que cuando el alma está afligida, Él la reanima; cuando peca Él la perdona y la santifica, cuando está débil Él la sostiene y la fortalece.
En estos tiempos de incertidumbre, encierro y desesperanza, podemos tener la confianza de acercarnos al Señor en súplica pidiéndole: -Señor, conforta mi alma, renueva mis fuerzas, restaura mi comunión contigo, reanima mi esperanza y perdona mis pecados-. No cabe duda, amado hermano, que, si usted es parte del pueblo escogido de Dios y su alma ha sido redimida por el Salvador Cristo Jesús, el Señor “Confortará su alma”. La reanimará y le dará dirección y consuelo.
Es por esto que podemos exclamar con el Salmista:
“Alma mía, en Dios solamente reposa, porque de él es mi esperanza. El solamente es mi roca y mi salvación. Es mi refugio, no resbalaré. En Dios está mi salvación y mi gloria; en Dios está mi roca fuerte, y mi refugio.” (Salmo 62:5-7)
EGT
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