FIEL ES EL QUE PROMETIÓ
“Mantengamos firme, sin fluctuar, la profesión de nuestra esperanza, porque fiel es el que prometió.” (Hebreos 10:23) Muchas de las angustias que sufrimos en la vida cristiana no tienen que ver con las circunstancias adversas de nuestra vida. Más bien sentimos dolor cuando nuestro ser interior no tiene la capacidad de sobreponerse a las dificultades y contratiempos que se nos presentan. ¿Se imagina que nuestro bienestar dependiera exclusivamente de un entorno agradable? Entonces tendríamos pocas esperanzas de experimentar una vida plena pues todo tendría que ser perfecto en nuestra vida. Pero la vida no es así. En lo profundo de nuestro ser libramos luchas constantes por un sinnúmero de asuntos que batallan en nuestra alma. Si nuestro bienestar dependiera exclusivamente de un entorno agradable, ¡habría pocas esperanzas de una vida plena para la mayoría de nosotros! Nuestro texto de hoy nos anima a una firmeza interior que no descarta, en momentos de desesperación, la profesión de